En la vista por incumplimiento de custodia de su hijo David

La seria advertencia de la juez a Antonio David

Antonio David Flores y Rocío Carrasco
Antonio David Flores y Rocío Carrasco en su último encuentro ante el juez / Gtres

No fue ni será la última vez que se vean en presencia de un juez Rocío Carrasco y Antonio David Flores. Veremos más, pero la de este lunes sí ha sido la primera cita judicial a la que acudía el hijo menor de ambos, David. Una providencia fechada el reciente 15 de junio así lo señalaba: “deberá comparecer el hijo de ambas partes, debiendo ser citado con la parte con la que conviva”. La vista se celebró este lunes y fue la defensa de Rocío Carrasco quien la solicitó. Madre e hijo no se veían desde julio del año pasado y la de la mañana de ayer fue una cita indeseada y dolorosa.

Tensión, mucha tensión, una sala de juicios, un padre y una madre ante la juez y el hijo de ambos, fuera, esperando a que lo llamaran para declarar.
Tras incumplir el decreto judicial por el que se le conminó en octubre pasado a regresar inmediatamente a su hijo al domicilio materno, llegaba el momento para Antonio David de dar explicaciones en sala. Ya presentó por escrito las alegaciones correspondientes en las que enumeraba, entre otras razones, la voluntad del menor y que él nunca había prohibido a su hijo ver a su madre. Pero ‘sus’ razones no validaron el incumplimiento de la orden que hace ya 9 meses le instaba regresara de inmediato a su hijo, entonces menor.

Antonio David Flores

David Flores, hijo de Rocío Carrasco y Antonio David, acompañado por su padre y la mujer de este, Olga Moreno / Gtres

David Flores viajó a Málaga en julio del año pasado para disfrutar de las vacaciones de verano con su padre, con quien también pasaría el mes de agosto. Después, volvería con su madre quien, además, se casaba el 7 de septiembre y lo esperaba para un día tan señalado. Pero David no regresó ni cuando acabó agosto, ni al inicio de septiembre ni el día de la boda y tampoco después. Nunca más volvió a casa de su madre.

La idea de que Rocío Carrasco no contaba con su hijo David en su propia boda corrió por las redacciones de revistas, diarios digitales y programas de televisión de toda España casi como una verdad manifiesta. Cuando pensé que ciertamente ese chico adolescente no estaba invitado, puesto que Antonio David así me lo aseguró y lo había mantenido en alguna entrevista y con otros compañeros, me sorprendió descubrir que en realidad no decía la verdad. El día 20 de ese mismo mes de julio en el que se llevó a su hijo para pasar las vacaciones de verano recibía un mensaje vía abogado (el exmatrimonio se comunica exclusivamente mediante sus respectivos letrados) en el que se le solicitaba comunicara “la fecha exacta en la que va retornar a la casa materna, con el fin de que el hijo pueda acudir a la boda de la Sra. Carrasco el 7 de septiembre de 2016”.

El exguardia civil había mentido, estaba claro. Durante varios meses sostuvo esa mentira, e independiente de que muchas otras madres hubieran ido a recoger a su hijo y apuesto que no lo hubieran permitido, lo que sí es obvio es que el colaborador televisivo, propaló la idea de que Rocío no quería a su hijo en su boda cuando no era así. El daño está hecho y es irreparable; la familia, con otro frente abierto con la hija mayor, pulverizada; y el traje que David quiso para la boda de su madre, del mismo corte y color que el del novio, Fidel Albiac, quedó colgado para no vestirlo nunca.

Rocío Carrasco

Rocío Carrasco llega acompañada por su abogado a los juzgados de Alcobendas / Gtres

Mayoría de edad y fin de la comunicación

Después de la boda, el padre siguió sin devolver a su hijo. Los meses pasaron y en diciembre, David cumplió la mayoría de edad. La comunicación madre e hijo se cortó. Inexplicable que no haya un teléfono para hablar, para llamarlo; inaceptable que no se cumplan los acuerdos y se esquive la orden judicial de regresar de inmediato a un menor. ¿Puede este chico decidir solo? ¿Es realmente capaz?

En la vista de este lunes, David Jr. no tuvo que declarar finalmente. La juez lo tuvo muy claro: ante las circunstancias sobrevenidas, que no son otras que desde que Rocío Carrasco interpuso la demanda por incumplimiento de custodia en octubre del año pasado, el menor ya no lo es y la valoración de su capacidad está pendiente de una pericial en el Juzgado de Violencia de Género, que lleva actualmente la denuncia interpuesta en diciembre por Rocío Carrasco, por daño psicológico continuado, acoso verbal y retención de un menor. Será ese juzgado quien decida. Sin embargo, la juez quiso dejar un mensaje claro a navegantes antes de concluir. Seria, mirada al frente y rotunda dijo que, si se demuestra que ‘hay un progenitor que haga utilización de un mayor incapaz, se podrán depurar responsabilidades’. Me temo que iba derechito a Antonio David, pero solo es un temor.

A la salida de los juzgados, el demandado declaró súbito: “Me ha roto el alma que no le diera ni un beso a su hijo”. (Carrasco y David Jr. no se encontraron) ¿Ha dicho alma? ¿Y cuando decidió no devolverlo a la madre, tenía el alma de vacaciones? Debió ser. Lo que digo, irreparable.

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